El deseo de vivir una realidad dentro de otra no es nada novedoso. En realidad, ya en 1935, el escritor Stanley G. Weinbaum publicó un relato de ciencia ficción, Las gafas de Pigmalión , las cuales mostraban al visor unas imágenes holográficas acompañadas de solido e incluso olor y tacto. Casi 30 años después, en 1960, Antonin Artaud modificó sus obras de teatro para que el público se sumergieran todavía más en la escena. Y no sería el único, pues en 1950, Morton Heilig aplicó la misma técnica e incluso fue un paso más allá, patentando un invento llamado "Headsight". La experiencia era similar al de llevar una TV en la cabeza, y ofrecía tanto imagen como olores, sensaciones, etc. Continuando con los inventos, a Heilig lo s ucedió en 1968 Ivan Sutherland con su alumno Bob Sproull . Un poco siniestro, no? Aunque es uno de los más parecidos a las gafas VR de hoy. ←← Avanzamos hasta 1970, donde Myron Krueger continuó desarrollando la idea, Videoplace , per
¿Y si te dijera que la tecnología de hoy en día está más cerca de nuestras novelas futuristas favoritas de los que pensamos?