Tanto hablar de tecnología no os hace preguntaros a vosotros mismos sobre sus consecuencias sobre el medio ambiente? Porque a mí sí. Concienciarnos de que la contaminación se debe al erróneo reciclaje de determinados productos o a la quema de combustibles de grandes empresas ya es difícil de por sí. Muchos luchan por un mundo más limpio, aunque no se los tome en serio. Pero, ¿y si te dijera que la tecnología en sí también contamina nuestro bello planeta? Es cierto. Calentarnos una sopa, subir una story a Instagram, enchufar un aparato a la red, o incluso tomar un ibuprofeno, efectivamente contamina, ya sea de manera acústica, lumínica o atmosférica. Evidentemente hay más concentración en ambientes urbanos donde conviven más personas y se construyen más fábricas, llevando a la degradación de los suelos fértiles, creando esa niebla ya tan conocida de contaminación visible en algunas de las ciudades más grandes, contribuyendo la disminución de la variabilidad genética, llevand
¿Y si te dijera que la tecnología de hoy en día está más cerca de nuestras novelas futuristas favoritas de los que pensamos?